¿Conocéis esa sensación de vacío cuando, en un país extranjero, pides una bebida y no te dan más que eso, la copa con el líquido? Falta la tapa. Falta algo de comida con esa bebida.
Las tapas surgieron con una función práctica, pero está claro que han derivado en un arte de lograr pequeños bocados de comida que complementen la bebida que queramos. Aquí tenéis un post sobre la historia de las tapas y cómo fueron derivando en platos gourmet.
El tapeo fue una gran idea, eso está claro. Siempre está el recurrente platito de aceitunas, de patatas fritas, o la tostada de tomate y aceite. Esto nos vale a la mayoría, pero hay veces que hay que considerar qué combinación de tapas y vino vamos a hacer si no queremos anular el sabor del vino que estemos bebiendo. Quién sabe, puede que te vayan las combinaciones “especiales”, en ese caso preferirás aventurarte con lo que otros no. Pero, en todo caso, estos son algunos básicos para combinar de la mejor forma posible el arte del tapeo y el arte de los vinos sin comerte demasiado el tarro.
- Empecemos por las aceitunas, una de las tapas más típicas. El sabor amargo de este alimento combina mejor con vinos como el jerez, el rosado, el rioja blanco o los tintos jóvenespor los tonos afrutados de estos vinos.
- Los blancos dulcesson indicados para tapas de quesos fuertes o con patés. En general, la fusión de alimentos salados y vinos dulces siempre es buena idea.
- Evita cuando puedas alimentos ácidos con vinos. El ácido ocultaría los sabores o taninos del vino.
- Otras buenas combinaciones son canapés y espumosos, ibéricos y pescados con finos y manzanillaso arroces y pastas con rosados.
Una forma perfecta de hacer que tus tapas sean perfectas y provechosas.